SENTIR – PECIBIR - INTUIR
En el desarrollo de nuestras vidas como seres humanos, nos vamos incorporando en una naturaleza que es indescriptible a nuestra comprensión. Al nacer, somos seres indefensos con miles de sensibilidades que poco a poco se van volviendo más densas y a medida que va pasando el tiempo, vamos adoptando una nueva realidad que nos identifica en todo sentido como la única verdad en la existencia. Este proceso que es progresivo nos lleva a indagar en muchos sentires que quedan de este viaje al nacer en este mundo, convirtiéndose la vida en una incógnita, porque nos sentimos un poco ajenos a creer que esto tiene una razón lógica, existir y morir. En muchos casos sentimos que estamos en este mundo, pero muchas sensaciones nos persiguen, muchos estados nos perturban y muchas vivencias nos dejan atónitos con su forma de evidenciar que esta historia no es solo el mundo que nos rodea. Estos sentires quedan en nuestra naturaleza expresados como una corriente de energías, fuerzas, imágenes y vivencias, que nos advierten situaciones futuras, que nos transportan a otras vidas o nos llenan de una plenitud entrañable de algo que debemos buscar en alguna parte. Muchas de estas situaciones también se pueden manifestar sorpresivamente como: accidentes, enfermedades o desastres que nos obligan a sacar una fuerza sobrehumana y nos llevan a lo más extremo de nuestras capacidades espirituales o físicas.
La gran mayoría de estos acontecimientos están predestinados por correspondencias matemáticas que se originan desde los universos causales. Estas manifestaciones que están predestinadas provienen del desarrollo que se ha sembrado de vidas pasadas y que a medida que se van manifestando de forma progresiva, nuestro espíritu, alma y cuerpo lo saben anticipadamente, por eso el despertar espiritual nos permite estar bien atentos y conscientes, para anticiparnos a los hechos por todas estas correspondencias que afloran de su origen causal y como nosotros somos este origen, todas nuestras conexiones internas y muy sutiles lo pueden identificar, ej.: muchos grandes iniciados, incluyendo el Cristo Jeshua Ben Pandira sabían incluso el día de su muerte. Estos actos los identificamos como instintivo he intuitivo.
Nosotros estamos desdoblados en tres aspectos existenciales (espíritu, alma, cuerpo), cada una de estas tiene un canal de comunicación que corresponde a cada cuerpo. Para el espíritu ccorresponde el intuitivo, para el alma el perceptivo y para el cuerpo el sensitivo, estos tres se pueden vivenciar casi al tiempo.
SENTIR: El sentir es la manifestación sensorial que captamos por medio de nuestro cuerpo, el sentir puede venir acompañado de muchas sensaciones hormonales y de reacciones químicas que nos dejan en estados de total atención instintiva, -como ocurre con la adrenalina-, donde sentimos que es nuestro cuerpo quien reaccionó por sí solo frente a una sorpresiva situación. El instinto es la inteligencia que registra el lenguaje desarrollado de vidas anteriores por medio del cuerpo físico, permitiendo que seamos muy hábiles cuando tenemos nuestros sentidos al 100% de la consciencia- cuerpo, que se entrena a medida que acumulamos acciones en su desarrollo y donde en muchos casos en momentos de peligro, es la inteligencia-cuerpo quien obra en ese momento por su propia convicción de seguir existiendo.
PERCEPCIÓN: El percibir es el leguaje del alma que está en constante comunicación con todas las manifestaciones sutiles de los planos invisibles de la naturaleza. Este es un cuerpo sensorial que va despertando consciencia para orientarnos frente a los peligros invisibles a nuestros sentidos, o para estar muy receptivos al desenvolvimiento de su formación consciente. Con el alma percibimos y ella nos envía el mensaje al sentir de nuestro cuerpo. Estos estados los relacionamos con la frase: "tengo un presentimiento"; este es el acto o suceso que antecede al sentir, (pre = antes) presentir (antes de sentir).
El alma está conectada con las manifestaciones energéticas, magnéticas y vibratorias de la existencia, ella nos indica las afinidades a nuestra naturaleza existencial, ella es la encargada de orientar a través de la percepción cual es el norte de nuestro desenvolvimiento natural, porque es la consciencia que reconoce la existencia en su comprensión natural. El alma es quien tiene la virtud de ver y de comunicarse con los reinos elementales. Sin este cuerpo el espíritu no puede estar en los reinos de la materia ni percibir los universos invisibles. A través del alma es como se comunica el lenguaje cósmico, los planetas, las estrellas, etc. El alma es esa consciencia natural que, vida tras vida, va recopilando los desarrollos del espíritu, en el esfuerzo de querer trascender las limitaciones del cuerpo, que restringen su libertad por las leyes que la encarcelan en estos planos existenciales. Este vehículo alma y cuerpo son el medio de comunicación en todos estos planos, donde el espíritu tiene que abrir una senda que le permita trascender estas cárceles vivientes, hasta que pueda fundir su alma con la consciencia espíritu y también lograr que el cuerpo materia se espiritualice. Gran ejemplo que nos dejó Jeshua Ben Pandira (El Cristo).
INTUICIÓN:
En otro texto hablé sobre el significado profundo de esta virtud, pero voy a enfocarme en cómo la intuición es la virtud del corazón, para expresar la sabiduría desarrollada en nuestro espíritu que proviene de todos los procesos de nuestras vidas pasadas. Es importante tener presente que tanto el cuerpo, el alma y el espíritu, albergan unos registros akashicos en el libro de la vida, donde se va determinando cuales son las correspondencias, que por matemática le son afines a su desarrollo. Si tengo malos hábitos con mi cuerpo, en la siguiente vida padeceré enfermedades físicas; si alimento mi alma de emociones negativas y egoicas, en la siguiente vida tendré limitaciones en mi desenvolvimiento social y natural; si en mis vidas pasadas no he alimentado mi lenguaje con Dios, en las vidas siguientes me sentiré solo y vació en mi corazón. La intuición se convierte en el lenguaje que me permite prever los acontecimientos que ponen en riesgo el desarrollo consciente del espíritu.
Teniendo en cuenta que el espíritu viene a desarrollar virtudes en sus limitaciones, nuestro ser se comunica por medio del corazón para orientar nuestras acciones para nuestra trascendencia interior, estando al servicio del SER; esto nos protege de ser animales desbocados, llevados por el instinto animal o por el desenfreno pasional de los apetitos naturales. Tenemos a nuestro favor toda la existencia para ayudarnos en esta travesía divina, pero sino sabemos hablar con nuestro hermano menor cuerpo, sino sabemos hablar con nuestro complemento alma y si no nos sabemos comunicar con nuestro creador Ser, somos un tronco seco, perdido en las aguas infinitas de nuestra mente y de todos los planos existenciales.
Soy un navegante en esta inmensidad, mi barca es el cuerpo que me mantiene a flote, mi alma es el cuerpo que libra las batallas incansables contra las naturalezas destructivas y mi ser es la luz que alienta mi consciencia para no desfallecer y no perderme en esta inefable travesía por la existencia.
CRÓNICAS DEL GATO...... PAZ INVERENCIAL......................